Charla-coloquio: "El tiempo libre en las familias"
Aquí os dejamos la presentación de José Antonio Bonilla con la que el domingo pasado todos reflexionamos acerca de qué hacemos con el tiempo libre y cómo lo aprovechamos.
Muchas gracias, José, por tu colaboración.
Muchas gracias, José, por tu colaboración.
Y también os dejamos una pequeña historia para seguir reflexionando sobre este tema:
Fábula de los dos leñadores
Dos leñadores iban juntos al bosque. Los dos eran laboriosos y los dos necesitaban el dinero que les iba a proporcionar su trabajo, de modo que se pusieron, con ardor, a cortar árboles.
Pasado un buen rato, uno de ellos se detuvo y examinó el filo de su hacha. Aunque no estaba, todavía, en condiciones precarias, nuestro hombre decidió afilarla. Sacó su piedra del zurrón y, cuidadosamente se dedicó a ello. Entre tanto, su compañero pensaba: "Más te valdría esforzarte como hago yo".
Al final de la jornada, el primer leñador había repetido varias veces la operación de afilar su hacha. Su compañero, obsesionado por cortar el mayor número posible de árboles "no había tenido tiempo" ni de afilar el hacha ni de descansar. Agotado, dirigió su mirada al trabajo realizado y su sorpresa fue mayúscula: comprobó que pese a trabajar tan duramente y ser, al menos, tan fuerte y tan hábil con el hacha como su compañero (tan eficiente) había cortado menos árboles, pese a no haberse detenido a afilar su hacha.
Moraleja: El esfuerzo y el empeño por hacer las cosas bien es un buen aliado, pero sin duda hay otros que nos pueden ayudar a alcanzar nuestra meta.
La mayoría de las veces actuamos como el segundo leñador: nos centramos en lo que tenemos que hacer, sin pararnos a pensar sobre el modo más adecuado de alcanzar nuestros objetivos. No nos preocupamos de "afilar el hacha" y con frecuencia acabamos tan cansados que ni siquiera podemos garantizar que estemos dando los golpes en el sitio justo.
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Pasado un buen rato, uno de ellos se detuvo y examinó el filo de su hacha. Aunque no estaba, todavía, en condiciones precarias, nuestro hombre decidió afilarla. Sacó su piedra del zurrón y, cuidadosamente se dedicó a ello. Entre tanto, su compañero pensaba: "Más te valdría esforzarte como hago yo".
Al final de la jornada, el primer leñador había repetido varias veces la operación de afilar su hacha. Su compañero, obsesionado por cortar el mayor número posible de árboles "no había tenido tiempo" ni de afilar el hacha ni de descansar. Agotado, dirigió su mirada al trabajo realizado y su sorpresa fue mayúscula: comprobó que pese a trabajar tan duramente y ser, al menos, tan fuerte y tan hábil con el hacha como su compañero (tan eficiente) había cortado menos árboles, pese a no haberse detenido a afilar su hacha.
Moraleja: El esfuerzo y el empeño por hacer las cosas bien es un buen aliado, pero sin duda hay otros que nos pueden ayudar a alcanzar nuestra meta.
La mayoría de las veces actuamos como el segundo leñador: nos centramos en lo que tenemos que hacer, sin pararnos a pensar sobre el modo más adecuado de alcanzar nuestros objetivos. No nos preocupamos de "afilar el hacha" y con frecuencia acabamos tan cansados que ni siquiera podemos garantizar que estemos dando los golpes en el sitio justo.
Descargas:
- Presentación "El tiempo libre en las familias"
- Cuento "Fábula de los dos leñadores"