«Ven Espíritu de Dios,
Señor que estás en mi corazón
y en el corazón de la Iglesia,
tú que conduces a la Iglesia,
moldeándola en la diversidad.
Para vivir,
te necesitamos como el agua:
desciende una vez más sobre nosotros
y enséñanos la unidad,
renueva nuestros corazones
y enséñanos a amar
como tú nos amas,
a perdonar
como tú nos perdonas.
Amén»